lunes, 30 de mayo de 2011

Nacimos a destiempo...

Nacimos a destiempo, nos nacieron
cuando el día era sólo un envoltorio
de animosas sorpresas y en el cielo
los cometas jugaban al parchís;
nacimos sin edad, y las mañanas
llegaban de puntillas, silenciosas,
a vestirse de luz en los ciruelos.
Por eso hemos crecido tan deprisa,
tan vertical,
tan recto hacia las sombras
que ya nada
de nuestra realidad nos pertenece
Como si de repente un fogonazo
te cegara los ojos y al abrirlos
te enteras de que estás en otro sitio
y la casa
los muebles
y el jardín,
todo cuanto has amado y has querido,
tus pájaros, tus flores, tus amigos,
han desaparecido.

Una lluvia muy breve nos recuerda
Que el tiempo gira en círculos:
miramos hacia abajo
y en medio de la calle nos espera
-hace tiempo que espera-,
aparcado, el camión de las mudanzas.

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